Ahora dicen que los intendentes traicionaron a Néstor

Quienes estuvieron cerca de Néstor Kirchner la negra noche del domingo aseguran que en un momento, mientras buscaba y buscaba las razones de la debacle electoral que estaba sufriendo, llamó al ministro del interior Florencio Randazzo y le preguntó por la diferencia entre la lista que lo llevaba como primer candidato a diputado y la correspondiente a las nóminas locales que llevaban a los barones del conurbano.

Apenas vio algunos números dicen que explotó. Varios de sus intendentes favoritos, de municipios que había regado con obras y más obras, obtenían las mayores diferencias en su contra. Esto es, las listas locales recibían más votos, muchos más votos, que la nómina de candidatos a diputados nacionales encabezados por el mismísimo Néstor K.

El fantasma de la traición, del doble juego, rondó por su cabeza. Y estuvo a punto de explotar. Pero no lo hizo. “Más tarde vamos a estudiar esto caso por caso”, dicen que le dijo al titular de la SIDE, Héctor Izcazuriaga, uno de los pingüinos de su mayor confianza.

¿Traidores?

Las mayores diferencias en listas locales, con respecto a las de diputados en el Gran Buenos Aires, la obtuvieron; Juan José Mussi, de Berazategui, con 16% de diferencia entre una y otra boleta; el jefe de gabinete Sergio Massa, de Tigre, con un 14, lo mismo que obtuvo el intendente de La Plata Pablo Bruera; Alejandro Granados, de Ezeiza con 11, Darío Giustozzi de Almirante Brown con 10 y los jefes comunales de Malvinas Argentinas y Pilar, Jesús Cariglino y Humberto Zúccaro, con 9 puntos de diferencia.

Unos días antes de las elecciones le aseguraron a Néstor que algunos intendentes estaban en negociaciones con Francisco de Narváez. Y que el acuerdo incluía el reparto de la boleta del PRO para diputados cortada y la local abajo. “Quédense tranquilos, que les garantizamos gobernabilidad”, les prometían.

El colorado me lo admitió en una entrevista, pero no quiso dar nombres. La versión abonó la denuncia del Acuerdo Cívico y Social, que, a partir de entonces empezó a nombrar al Frente para la Victoria y a Unión PRO como PJ1 y PJ2.

La ola

Una muestra que Néstor Kirchner aún conserva poder lo muestra la negativa de los intendentes de hablar del tema “por el momento”. De todos modos, en estricto “off” muchos de ellos adjudican las diferencias a una especie de “ola” a favor de De Narváez, o en contra de los Kirchner, que ellos no pudieron evitar a pesar de los esfuerzos.

Para defenderse de la etiqueta de traidores ejemplifican con el triunfo arrollador de la Alianza en varios municipios en el 97 y el 99 y en la caída de varios alcaldes, demasiado identificados con el duhaldismo, como Manolo Quindimil, en 2007.
Precisamente uno de los jefes comunales sobrevivientes del duhaldismo más rancio, Juan José Mussi, es el testimonial que más diferencia obtuvo con respecto a la boleta de Kirchner-Scioli: 16 puntos arriba.

“Es injusto que nos tilden de traidores. Néstor acá ganó por 10 puntos al colorado De Narváez”, se justifican en el entorno más íntimo del intendente. “No pudimos evitar que 30.000 de nuestros vecinos decidan cortar la boleta para favorecernos pero, en la campaña nunca escondimos a Kirchner: está en nuestros comunicados, en nuestros afiches y estuvo en varios actos antes de las elecciones”, aseguran.

Mussi fue ministro de Salud de Duhalde y algunos de sus colegas lo postulaban para reemplazar a Graciela Ocaña. Este año, los Kirchner no solo hicieron varios actos en esa ciudad, sino que reforzaron el magro presupuesto comunal, de 150 millones de pesos, con una inyección de más 500 millones de la misma moneda. Una planta depuradora de líquidos cloacales (350 m), el ensanche de la Avenida Mitre (80 m) dos pasos bajo nivel (50 m) y otras obras viales por otros 50. Además de planes sociales y la jubilación para 1000 vecinos en los últimos meses.

El argumento es repetido por el resto: En Tigre dicen que la diferencia la obtuvieron con una colectora vecinalista, la misma que les permitió obtener la intendencia en 2007 y en La Plata dicen que allí Néstor siempre fue tercero: en 2003 allí ganó Menem y segunda fue Lilita. Y en 2007, Cristina también obtuvo el mismo lugar. Dicen que cuando le trasmitieron a Bruera el enojo de Kirchner dijo que “si nos quiere fusilar, la cola va a ser larga. Tanto, que la fila va a cruzar la Plaza de Mayo”.