El Blog de Javier "el Profe" Romero

lunes, marzo 22, 2010

Los cinco peronismos


A pesar que las elecciones internas están previstas recién para principios del año que viene, en estos meses se define la batalla por el 2011 y el peronismo no se resigna a perder el poder que recuperó en 2001, después de la huida en helicóptero del radical Fernando de la Rúa.
Hay, al menos, anotados hasta la fecha, cinco candidatos o electores importantes para definir al sucesor de Cristina Fernández de Kirchner.
Las peleas en el seno del peronismo, si bien están lejos de la violencia de los 70, suelen exceder los límites de lo partidario, y las esquirlas, generalmente, salpican por doquier.
Los cinco autonominados son:

NESTOR KIRCHNER. Es el dueño de la pelota. Lo sabe, y lo hace saber. Tanto en lo formal, como presidente del PJ, como en lo real, desde la estratégica residencia de Olivos donde decide premios y castigos.
Hay quienes erróneamente lo ven o vieron alejado del justicialismo. Pero Néstor no sacó los pies del plato mientras gobernó Santa Cruz en la década del 90, fue el candidato del aparato bonaerense en 2003 y, desde entonces se lo apropió, destinando a Eduardo Duhalde al desván de los recuerdos.
Los guiños hacia otros partidos políticos, como los radicales o algunos sectores de centroizquierda, le sirven para ampliar la base de sustentación política pero, definitivamente, no representan la centralidad de su política.
Néstor representa un peronismo paternal, de fuerte intervención del estado en la economía y con guiños visibles a la “juventud maravillosa” y violenta de los 70.
Más allá de la canchereada de esta semana cuando apuntó que su espacio iba a gobernar “hasta el 2020”, parece correr con ventajas.
Sus aliados son la mayoría de los gobernadores justicialistas con la excepción de San Luis y Chubut. A Salta y Córdoba la consideran tierra neutral y cuentan como adherentes a los extrapartidarios Fabiana Rios, de Tierra del Fuego; Miguel Saiz de Rio Negro; Gerardo Zamora de Santiago del Estereo y Arturo Colombi de Corrientes.
Entre las organizaciones de trabajadores cuenta, tanto con la CGT como con parte de la CTA.

EDUARDO DUHALDE. Quiere, pero no puede. Se arrepintió de haber abandonado la presidencia interina en 2003. Después se arrepintió de haber aupado a Kirchner como candidato.
Tiene, o tuvo, una conducción clásica del peronismo. Lo dividió territorialmente, hizo y dejó hacer. Ideológicamente conservador, coincide en la manera de ver la política con los barones del Conurbano, quienes, durante años le obedecieron como la mano al cerebro. Hoy por hoy, pragmáticos al fin, responden al liderazgo del santacruceño.
Sus aliados, por el momento, se limitan a su esposa, la senadora Chiche Duhalde, un puñado de ex funcionarios, como Carlos Brown, o el ex gobernador Carlos Ruckauf. Dice tener a su disposición mil Unidades Básicas en la provincia y con ellas busca negociar con el Lole, con el Colorado o, si no resulta, con Mauricio Macri.
Desde el sindicalismo recibe el apoyo de Luis Barrionuevo y Gerónimo Venegas de Uatre. Cree tener el apoyo de gran parte del establishment y, sobre todo, del Grupo Clarín, a quien favoreció durante su gobierno.

FRANCISCO DE NARVAEZ. Tiene en su haber el triunfo frente a Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires sin deberle favores a nadie. Bahhh!, a Tinellli, que lo ayudó a descongelar su imagen de empresario sin corazón.
Encarna la visión más noventista del peronismo. Es millonario y no lo oculta, el marketing reemplaza la doctrina y la simbología del justicialismo que dice representar.
Cuenta con un importante bloque en la legislatura bonaerense, cientos de concejales y una ambición que no parece tener límites.
El triunfo del millonario de derecha Sebastián Piñera en Chile, lo sintió como una premonición y lo animó a tratar de imitarlo.
Esta semana blanqueó su decisión de ir a la Corte para consultar si haber nacido en Colombia y ser hijo de extranjeros lo inhabilita para presentarse como candidato a presidente de la Argentina.
La noticia hizo estallar en pedazos la frágil alianza que había tejido con Mauricio Macri y los restos del duhaldismo, con quienes se presentó en la última elección.
Pero las críticas lo tienen sin cuidado. Ya cree conocer los secretos del poder y, cree que llegó la hora de ir por más. Solo, dijo hace unos días, aceptaría bajarse si el candidato es Reutemann.

CARLOS REUTEMANN. Es la gran esperanza blanca del PJ opositor. Desistió de presentarse en 2003 cuando era el caballo del comisario, porque dice haber visto “algo” que no le gustó. Ahora, cuando lo empujan a presentarse, dice estar “desentusiasmado”.
Es el peronismo delarruizado. Avanza, retrocede, habla, calla pero sobre todo, duda. Algunos lo describen como un gobernador exitoso, lo cierto es que, después de su gestión, (como pasó en viceversa con Cobos en Mendoza) el peronismo perdió el poder.
Lo acusaron, como a De la Rúa de ineficaz por las inundaciones y, como De la Rúa, (y como Duhalde) frente a la protesta social, eligió las balas.
Sus aliados más firmes son Jorge Busti y Ramón Puerta aunque, si se larga, cosecharía tras de su figura a todo el justicialismo disidente, desde Duhalde hasta Das Neves, pasando por Felipe Solá y el Colorado De Narvaez.

ADOLFO Y ALBERTO RODRIGUEZ SAA. Encarnan el peronismo feudal. Los hermanos gobiernan, en tándem, la provincia de San Luis, desde el retorno de la democracia, hace ya 27 años.
Su poder de fuego se basa en la alianza con otros señores feudales, como el salteño Juan Carlos Romero o el riojano Carlos Menem.
Es, también el peronismo excéntrico: están construyendo una excéntrica y millonaria pirámide de siete pisos, mientras soporta una huelga docente frente a la casa de gobierno.
Acusa a los Kirchner de las mismas cosas que le critican a ellos en la provincia: manejo de la justicia, control de los medios e intentos hegemónicos. De todos modos, en esos temas los RS parecen sacarle ventaja a los K.
Por le momento, parecen con menos chances que el resto, pero en nuestro país nunca se sabe.

MALON. Más abajo hay un pelotón expectante que evalúa de que lado pegará el sol en 2011.
Daniel Scioli, aparece como número puesto en caso de que los Kirchner piensen en un Plan B. En ese caso, se abriría el juego en la provincia, donde hay un verdadero pelotón de aspirantes entre los que sobresalen el vicegobernador Alberto Balestrini por el oficialismo y Sergio Massa, por el oficialismo o por la opsosición. También están anotados Hugo Moyano por los K y Pablo Bruera, más cerca de los disidentes.
Entre los presidenciables, en el banco de la reserva asoman por el oficialismo el chaqueño Jorge Milton Capitanich y por la oposición el chubutense Mario Das Neves, Felipe Solá y más tibiamente el salteño Juan Manuel Urtubey.

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